Etapa 6. Frómista - Sahagún (57,6 km)
Nos encontramos
ante la etapa más cómoda de todo el Camino, aunque no sea la más corta. Son
57,6 km que deben hacerse sin ninguna dificultad digna de mención. Ocasión que
podemos aprovechar para detenernos en alguna de las joyas más significativas
que nos encontraremos hasta Santiago.
Tras
desayunar como Dios manda, nos ponemos rumbo a Sahagún
en lo que se promete como otro día espectacular. Entre 25 y 30 grados, con
nubes y sin viento. Una delicia para hacer recorridos en bici por caminos, y entre cereales.
Villalcázar de Sirga con Santa María la Blanca al fondo |
Sta María la Blanca - Villalcázar de Sirga |
En el mismo
destaca una rareza difícil de volver a encontrar; en el tetramorfos se ha sustituido al buey o
toro de San Lucas por un cerdo.
Cuenta la
leyenda que el cerdo escondía la llave del pasadizo de los templarios, mientras
que otra contempla que el cerdo escondía el tesoro de la Orden.
Y seguimos
hasta Carrión de los Condes, sin dificultades a no ser por unos ligeros
repechos al final de una larga recta. Después de dar un largo paseo por el
pueblo, descendemos por el fabuloso puente sobre el río Carrión y llegamos al
Monasterio Benedictino de San Zoilo, otra joya del Camino, hoy convertido en
hotel y Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago.
A unos seis
kilómetros abandonamos la carretera para pisar la Vía Aquitana, calzada romana
que unió Burdeos con Astorga y que más de dos mil años después aún conserva
parte de su trazado original. En este tramo las sombras no escasean,
simplemente no existen. Afortunadamente ya no presenta el piso de cantos
rodados, que fue cubierto de zahorra hace ya algunos años.
Detalle del Pantocrátor |
Moratinos y
San Nicolás del Real Camino son los últimos pueblos del trazado francés a su
paso por Palencia, y ceden el testigo a León, la provincia con más kilómetros
de todo el itinerario jacobeo (214 km).
A medio
camino paramos a almorzar, y acabaremos dando un espectáculo a las incrédulas
peregrinas que tímidamente reponían fuerzas en una mesa de la terraza vecina a
la nuestra. Cuando vieron los bocadillos imposibles de morder que teníamos en
las manos, hicieron todo tipo de comentarios (graciosos, eso sí) acerca de la verdadera vocación
que nos impulsaba a realizar esta peregrinación, como si fueran incompatibles
ambas cosas. La guinda la puso Fernando M. cuando “gritó” al camarero: “jefe
!!!, qué tal van esos torreznos, que no se enfríen…!!!”. De traca, vamos.
Todavía estarán flipando…
Y una vez
repuestas fuerzas, seguimos camino de Sahagún, a donde llegamos salvando las
vías a la entrada del pueblo.
Antes de entrar en Sahagun pasamos por el meridiano del Camino,
perfectamente señalizado con dos columnas que parecen acunarnos a nuestro paso, fieles testigo de tanto peregrino a lo largo de los años. Es un consuelo leer su inscripción, pensando que llevamos ya la mitad del camino recorrido.
Antes de entrar en Sahagun pasamos por el meridiano del Camino,
perfectamente señalizado con dos columnas que parecen acunarnos a nuestro paso, fieles testigo de tanto peregrino a lo largo de los años. Es un consuelo leer su inscripción, pensando que llevamos ya la mitad del camino recorrido.
Iglesia de San Tirso-Sahagún |
Altar de San Tirso donde se aprecia la construcción mozárabe sobre la románica |
Por la tarde pudimos asistir a las Vísperas de las monjas benedictinas del Monasterio de Santa Cruz, cuyos cánticos son una delicia, y tuvieron además el detalle de entregarnos a cada peregrino, tras la bendición “en corro”, de una estampita con la oración del peregrino. Todo un detalle que se agradece porque demuestra también su interés.
Monjas Benedictinas Monasterio de Santa Cruz - Sahagún |
Y para acabar la jornada, vemos durante la cena el partido de la final de Champions entre la Juventus y el Barcelona. Yo solito contra tres merengues. Hubo momentos de angustia por mi parte y cachondeo por la suya, pero al final pude celebrar el triunfo culé y dormir como un angelito. Eso sí, lo mejor de la cena, el vino y la terraza. Lo demás, para olvidar.
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